Maigret duda by Georges Simenon

autor:Georges Simenon [Simenon, Georges]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 1968-01-01T00:00:00+00:00

* * *

Una decena de inspectores desfilaron por su despacho, todos con un problema que presentarle. Repasó el correo llegado en su ausencia, firmó una pila de documentos, pero, todo el tiempo que pasó así trabajando, en la calma dorada de su despacho, la casa de la avenue de Marigny seguía estando como en un segundo plano.

Sentía una desazón que no conseguía disipar. Y, sin embargo, hasta ahora había hecho todo cuanto le era posible. Ningún crimen, ningún delito, se había cometido. Nadie había llamado oficialmente a la policía por un hecho concreto. No se había presentado denuncia alguna.

No por ello dejó de dedicar horas a estudiar el pequeño mundo que gravitaba en torno de Émile Parendon.

Buscaba en vano un precedente en su memoria. Y eso que había vivido las más diversas situaciones.

A las cinco y cuarto le trajeron una carta neumática e inmediatamente reconoció los caracteres de imprenta.

El lacrado indicaba que el pliego se había depositado a las dieciséis treinta horas en la estafeta de correos de la rue de Miromesnil. Es decir, un cuarto de hora después de salir él de casa de los Parendon.

Cortó la banda por la línea de puntos. Dadas las dimensiones de la hoja, los caracteres eran más pequeños que en los mensajes anteriores, y Maigret pudo darse cuenta, comparándolos, de que este se había escrito más deprisa, menos meticulosamente, y quizá con mano algo enfebrecida.

Señor jefe de división:

Cuando le escribí mi primera carta y le pedí que me respondiera sirviéndose de los anuncios por palabras, no me podía imaginar que iba a meterse usted de cabeza en este asunto, del que me proponía darle, más adelante, ciertas precisiones indispensables.

Su precipitación lo ha echado todo a perder, y ahora se debe de estar dando cuenta de que no sabe por dónde tirar. Hoy, ha provocado en cierto modo al asesino, y estoy persuadido de que por culpa suya va a sentirse obligado a asestar el golpe.

Quizá me equivoque, pero creo que será en las próximas horas. Ya no puedo ayudarle. Lo lamento. No le guardo rencor.

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